sábado, 17 de septiembre de 2011

Educar es...
Educar es lo mismo
que poner un motor en la barca.
Hay que medir, pesar, equilibrar...
y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marinero...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar, que ese navío,
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.


GABRIEL CELAYA

jueves, 8 de septiembre de 2011

PROFESORES

Confundir horas lectivas con horas de trabajo no es gratuito, es una manera de contribuir al lugar común de que los profesores trabajan poco. Tampoco es nuevo: siempre que se trata de estrechar los derechos laborales en la enseñanza alguien deja caer, como de manera inocente, que los docentes de la educación pública gozan de más ventajas que el resto de los trabajadores. Por más que se informe sobre los desafíos a los que se enfrenta un profesor en nuestros días, siempre habrá un buen ciudadano que llame a la radio o escriba al periódico para informar, por ejemplo, de las largas vacaciones que disfrutan los maestros. Es un clásico. A los políticos se les llena la boca con que no hay inversión más útil en nuestro país que la destinada a educación, hasta que un día se ponen a hacer números y empiezan por ahí: prescindiendo de interinos y poniendo sobre los hombros de cada trabajador dos horas más.

Explicar que ser profesor no consiste solo en dar clase debería de ser innecesario. ¿Qué consideración se les tiene a los docentes si se extiende esa idea? El profesor enseña, pero también corrige, ha de preparar sus clases, perder un tiempo precioso en absurdos requerimientos burocráticos y, en ocasiones, hacer labores de trabajador social. La educación requiere ahora más energía que nunca y no es infrecuente que el enseñante desarrolle patologías físicas o psíquicas. Su trabajo cansa, es más duro que muchos de los trabajos que nosotros realizamos. Los niños y los adolescentes son grandes devoradores de la energía adulta. Los escritores que hemos visitado colegios e institutos lo sabemos: dos horas dando una charla ante una vampírica muchachada te dejan para el arrastre.

¿Cómo pretenden los responsables del injustificable derroche autonómico que se comprenda que el sacrificio ha de comenzar por los que ya están sacrificados?

Elvira Lindo, El País

jueves, 4 de febrero de 2010


Gabriel Celaya (1911-1991), como otros de los escritores de la generación de los 50, creyó que la literatura podía ser un instrumento útil para transformar la injusta realidad. En este sentido, la palabra del poeta debía convertirse en herramienta de lucha y en vehículo del compromiso entre el escritor y la sociedad.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palapita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque somos apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso, con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

Gabriel Celaya, Trayectoria poética. Antología.
"QUIEN CONSIDERE QUE PARA LA VERDAD NO HAY MÁS QUE UNA SENDA Y PARA EL ERROR INFINITAS, NO EXTRAÑARÁ QUE, CAMINANDO LOS HOMBRES CON TAN POCA LUZ, SE DESCAMINEN MÁS." (B. J. Feijoo)

viernes, 15 de enero de 2010

"LA CULTURA SON LOS POSOS QUE NOS QUEDAN DE LOS LIBROS OLVIDADOS"

jueves, 7 de enero de 2010

“SI AUN CUANDO…”

Si aun cuando sin estar, ya estaba en ti,

ensoñaciones de vaporosos besos,

llamadas sonámbulas sin respuestas…

Si aun cuando en la distancia

nos sentíamos unidos,

pasada lejanía de ocasionales encuentros…

Si aun cuando nuestras miradas

deambulaban por senderos distintos,

pero nuestros labios buscaban la sonrisa perdida…

ahora, en amantes transformados,

una realidad de trémulos besos,

llamadas susurrantes en deseoso placer respondidas,

la cercanía de dos cuerpos entrelazados,

unas miradas encontradas, eternas

y unos labios impregnados de alegría.